El Gobierno presentó el Presupuesto 2014, donde detalló que prevé un crecimiento real del PBI de 6,2% y un dólar promedio a $ 6,33. En cuanto a la inflación, los cálculos la plantean que se ubicará en el 9,9% interanual, lo que implica una baja respecto a la de este año, que será 10,5%. Además, espera que la expansión del consumo sea del 5% y y de la inversión 8,5%.

El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, brinda detalles en la Cámara de Diputados sobre el proyecto de ingresos y gastos para el año próximo, cuyo texto ingresó esta medianoche al Congreso Nacional. El Gobierno apuró los tiempos este año al ritmo de la elección del 27 de octubre, ya que presenta el proyecto 3 días de la fecha que la Ley de Administración Financiera fija como límite.

Lorenzino, sostuvo este mediodía que "los mercados", por sí solos, "no solucionan las inequidades sociales, sino que las profundizan". A su criterio, "es fundamental poner al Estado en un rol activo en el manejo de la economía. Es el Estado el que debe garantizar la justa distribución de la riqueza".

"El bienestar de la gente es el resultado y al mismo tiempo el motor para el sostenimiento del modelo económico, en el cual la composición del gasto público es decisiva para la redistribución de los ingresos, el apuntalamiento de la actividad y para la transformación de la estructura productiva", enfatizó el funcionario.

Con un tipo de cambio promedio estimado a $ 6,33, el Gobierno espera que las exportaciones mejorarán 9,2% y las importaciones subirán 8,6%. Lorenzino explicó, también, que el gasto público crecerá 18,9%, mientras que la recaudación lo hará en un 27,1%, para sumar un superávit fiscal de $ 930.874 millones.

El ministro no dio precisiones, hasta el momento, de cuál será la pauta inflacionaria que el Gobierno prevé para 2014. "La iniciativa privada se va a aprovechar de la robustez del mercado interno, como ha sido en los últimos años", enfatizó el funcionario.

En las votaciones generales, el resultado puede dejar sin número al oficialismo en los recintos de Diputados y el Senado. Aunque la renovación de las cámaras se dé recién el 10 de diciembre, el efecto de la elección puede complicarle al Gobierno la estrategia para votar las leyes imprescindibles para este año como la prórroga de los impuestos que vencen el 31 de diciembre, la Ley de Emergencia Económica que el Gobierno mantiene en vigencia desde hace 10 años y el Presupuesto 2014 que, se espera, contenga la renovación del fondo de desendeudamiento.

Anoche se esperaba que el ministro explique las líneas generales del proyecto y se presente el mensaje y el texto de la ley, pero no la totalidad de las planillas anexas. El plan que tiene el kirchnerismo para el tratamiento es avanzar hoy por la tarde en el debate en la Comisión de Presupuesto y Hacienda, tras la presentación del ministro de la mañana.

El martes habrá otra convocatoria a esa comisión ya para emitir el dictamen del proyecto que el 25 de septiembre intentarán aprobar en el recinto. De esa forma el Senado podría aprobarlo 10 días después, antes de las elecciones de octubre.

Las complicaciones hasta ahora vienen por la falta de información que aún tienen los diputados sobre el contenido del proyecto de Presupuesto. Será difícil que haya acuerdo con la oposición para apurar un debate si se fuerza el dictamen del proyecto en tiempo récord, no sólo sin la presencia y los informes de los funcionarios de cada área, como solía ser el debate Presupuesto nacional, sino también sin el tiempo mínimo para que la oposición analice las planillas anexas. Así la presentación de hoy en Diputados aún se mantenía en medio de un secreto cerrado.

La expectativa de todos los bloques, incluido el kirchnerista, que se enteró del apuro en sancionar el Presupuesto 2014 el martes por la tarde, al final de la discusión en comisión con Lorenzino y Axel Kicillof del proyecto de reapertura del canje de deuda que anoche se convirtió en ley, es que junto con el proyecto de Presupuesto ingresen los pedidos de prórroga para la alícuota adicional de emergencia sobre el precio de venta de los cigarrillos, el tributo que grava el capital de las cooperativas, el impuesto al cheque que provee unos $ 55.000 millones de recaudación anual y el Monotributo, todos impuestos con vigencia que vence el 31 de diciembre y que el Gobierno no quiere votar después de las elecciones.

Fuente: Ámbito