Dormir mal tiene efectos directos a nivel físico y emocional, pero también cerebral
¿Cómo dormiste anoche? ¿Y ayer? ¿Durante la semana no encuentras la forma de organizar tus horarios para dormir y cumplir con tu rutina? Si es así, quizás deberías reconsiderar tus hábitos de sueño, porque con ellos podrías estar dañando tu organismo más de lo que crees.
Cuando dormimos mal los efectos son notorios, basta con esperar al otro día para notar el cansancio, la fatiga, ojeras, mal humor e incluso poca agilidad mental. Pero cuando este proceso se repite una y otra vez a lo largo de varios días o semanas, los efectos son aún peores.
Mientras dormimos el cuerpo se reinicia, hace un balance y recarga energías para volver a funcionar. Cuando el descanso no alcanza un nivel óptimo, la energía tampoco lo hace y por tanto es imposible funcionar de forma correcta.
La falta de sueño afecta a las personas tanto a nivel físico como emocional e incluso mental, pues también posee consecuencias en el cerebro. Es por ello que dormir mal se asocia al mal humor, falta de atención y malas decisiones.
¿Dormir mal afecta la toma de decisiones?
La respuesta es sí. Dormir mal disminuye la capacidad de tomar buenas decisiones.
Un estudio realizado en la Universidad de Tel Aviv (Israel) comparó la actividad cerebral de dos grupos, uno que realizó una noche de sueño normal y otro que pasó la noche sin dormir. Al realizar los experimentos, se demostró que quienes no habían descansado no podían completar las consignas asociadas a un nivel cognitivo medio-alto. Además, se demostró que el nivel de atención y concentración ante una tarea también empeoró.
Este estudio permitió comprobar que al dormir mal el cerebro interpreta a todos los estímulos recibidos como estímulos similares, aunque no lo son. Y por tanto lleva adelante un proceso cognitivo incorrecto.
Además, un estudio de la Universidad de Berkeley con personas que durmieron menos de 7 horas demostró que la falta de sueño genera un impacto en la corteza pre frontal que se ocupa de regular las respuestas instintivas y emocionales. Por tanto, dormir menos puede asociarse con decisiones más irracionales y menos calculadas o analizadas.
Dormir mal lleva a que el cerebro no pueda cumplir con sus procesos necesarios, y por ende, funcione de manera incorrecta o lleve a la toma de acciones y decisiones erróneas.
Luego de saberlo... ¿Volverás a cambiar tus horas de sueño por una serie o mirar el celular antes de acostarte? Cambiar los hábitos no es sencillo, pero con esfuerzo y compromiso, puede lograrse en poco tiempo.
Fuente: Universia Argentina
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